En este proyecto de innovación
"Otro mundo es posible, otro mundo es necesario", que presentamos aquí como ejemplo de buenas prácticas, se parte del convencimiento de que ninguna acción humana es inocente y, desde esta perspectiva, se abordan las asépticas actividades del
Instituto de Educación Secundaria “Ágora” de Alcobendas (Madrid), tanto las lectivas como las complementarias y extraescolares, todas ellas de carácter académico e ins
tructivo, de una forma especial. Sin que pierdan su carácter formativo, se pretende también que se impregnen de carácter social y se ubiquen fuertemente en el mundo que nos ha tocado vivir; de modo que el alumnado adquiera conciencia de la problemática que rodea las relaciones humanas globalizadas y tenga la capacidad de actuar según su criterio y posibilidades. La finalidad es fomentar el respeto y la convivencia pacífica y conseguir que nuestra comunidad se implique en actividades escolares que fomenten la participación, la solidaridad y el sentimiento de pertenencia afectiva al centro.
Este proyecto ha sido realizado a lo largo de todo el curso 2003/2004 y tiene varios objetivos. En lo social se busca poner de relieve la interrelación entre todo el planeta y la urgente necesidad de un cambio de actitud de los países del Norte, así como asumir valores de igualdad, solidaridad, justicia, austeridad y responsabilidad para aprender a luchar contra los prejuicios y reflexionar sobre su influencia en nuestras opiniones. Se trata también de promover la educación para la paz y el desarrollo como medio prioritario para la resolución no violenta de los conflictos tanto en lo escolar como en lo local y en lo global y fomentar la participación en propuestas de cambio para lograr un mundo más justo.
En lo meramente instrumental, pero de contenido altamente formativo, se busca promover el trabajo en equipo, en el que la generación e intercambio de ideas se produz
ca de forma enriquecedora para todos y sobre todo pueda comprenderse que determinados objetivos, que de manera individual son inalcanzables, dejan de serlo al unir los esfuerzos. Además, el trabajo desarrollado permitirá dar continuidad en el tiempo a este proyecto más allá del presente curso, de forma que el centro asuma como filosofía propia la que favorece la comprensión sobre las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Sur y el Norte, y promueva valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la justicia social y la búsqueda de vías de acción para alcanzar un desarrollo humano sostenible.
El concepto de Educación para el Desarrollo es amplio. Se trata de una línea pedagógica ligada a la educación intercultural, la educación para la paz y los derechos humanos que presenta una fuerte dimensión sociopolítica, ya que tiene como eje la justicia social y el conocimiento de las desigualdades planetarias existentes en el reparto de la riqueza y del poder, de sus causas y consecuencias, y del papel del Sur y del Norte en construir estructuras más justas. Esta caracterización lleva a identificar la ED como un proceso educativo constante que favorece la comprensión de las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Sur y el Norte, que promueve valores y actitudes relaciona-dos con la solidaridad y la justicia social y busca vías de acción para alcanzar un desar
rollo humano sostenible. De hecho, la UNICEF (1992) la define como aquella educación que
“...promueve el desarrollo, en niños, niñas y jóvenes, de actitudes y valores como la solidaridad mundial, la paz, la tolerancia, la justicia social y la sensibilización ecológica, y que les proporciona los conocimientos y capacidades necesarios para promover estos valores y provocar cambios en sus propias vidas y en sus comunidades, local y mundialmente”. Este enfoque implica, aparte de unos conocimientos y destrezas, una serie de valores que deben ser enseñados explícitamente. Al mismo tiempo se aportan las estrategias educativas necesarias para la formación y el cambio de actitudes positivas hacia la tolerancia, la interdependencia, la solidaridad y el pluralismo. Con ello se involucra al alumnado no sólo cognitivamente sino también afectiva y conductualmente, lo que puede aportar la posibilidad de educar al alumnado para ser ciudadanos y ciudadanas de un mundo en el que deben participar activa y críticamente y ser conscientes de que hay valores universales que nos acercan a otros seres humanos y prácticas sociales y políticas que tratan de enfrentarnos. El IES “Ágora” siempre ha mostrado un interés especial por fomentar entre el alumnado valores como la solidaridad, la tolerancia, el respeto, el trabajo en grupo... Continuando con la línea de actuación iniciada el pasado curso, sigue apuntando hacia la apertura de espacios adecuados para una Educación para el Desarrollo. La urgencia de que los centros apuesten por iniciativas alejadas de posturas etnocentristas resulta tan evidente como la cada vez más elevada presencia de alumnos
y alumnas de otras nacionalidades en nuestras aulas. Se debe meditar sobre los valores que hay que fomentar en el alumnado; éstos se traducirán en comportamientos y acciones de su vida cotidiana, y se trasladarán a la sociedad para transformarla. En este modelo de enseñanza debe primar una educación intercultural que integre a todo el alumnado en una sociedad democrática, sin fragmentaciones; que reconozca sus diferentes características sociales y culturales, la diversidad de sus orígenes y capacidades y que conciba todo ello como un hecho de incalculable valor educativo y social. Una Educación para el Desarrollo debe actuar sobre todos los sectores implicados. Se ha pretendido y se pretende formar a ciudadanos y ciudadanas del mundo. Con el proyecto se ha trabajado, no sólo en el aula, la educación en valores a través de la Educación para el Desarrollo, con los siguientes contenidos: Respeto y valoración de las diferencias. Comercio Justo – consumo responsable. Desigualdad Sur-Norte. Medio ambiente y desarrollo.