9 oct 2008
Recordando el Libro Rojo del Cole
En aquella recién inaugurada España postfranquista de hace 30 años, en la que tímidamente pugnábamos por desembarazarnos del pesado lastre ideológico del régimen y de la moralina paralizante del tardocatolicismo, un pequeño/gran libro se abrió paso en la actualidad de los medios por el escándalo que provocaba en aquellos sectores sociales que se resistían a abandonar los privilegios heredados, con la pretensión de representar la esencia de los valores occidentales.
Un libro dirigido a los niños y niñas, adolescentes y jóvenes estudiantes; dando voz de este modo a quien solía estar privado de ella en las escuelas, alumbrando la idea de que aquella realidad podía ser de otra manera y no necesariamente como venía reproduciéndose, de forma interesada y acrítica, generación tras generación, por los adultos; "tigres de papel" que fueron domados en su juventud, incapaces de hacer lo que les gustaría, a los que sólo les queda una mezcla de amargura, inconformismo y desencanto. Aquellos chicos y chicas a los que se animaba a participar y a reclamar su parte alícuota de poder y de responsabilidad en la escuela, bien podían estar representando también a los sectores sociales mayoritarios que, habiendo estado tanto tiempo silenciados, empezaban a tomar las instituciones, después de haber tomado pacíficamente las calles en aquella transición nuestra tan divulgada. Una hermosa metáfora de la sociedad española de la época, a la que se anima a luchar por los ideales democráticos de libertad, igualdad y justicia que el pueblo español reclamaba hacía tiempo.
Como tanta veces, un pequeño texto sin más pretensiones que ser un ensayo en el que se plasman mundos posibles, promesas pedagógicas que hoy nos resultan quizá más familiares, aunque aún promesas incumplidas al fin y al cabo en tantas escuelas, escrito desde la rebeldía y el idealismo que alienta los cambios, pero alejado de las consignas y las moralinas partidistas, si bien la retórica de la derecha se esforzaba en vincularlo al mito redentorista del comunismo, ese coco de la mitología franquista con el que se asustaba a la gente humilde, con el recuerdo muy vivo de la estigmatización de los derrotados en la guerra civil.
Esta conmemoración supone también la oportunidad de añorar ese tiempo de optimismo en el que todo parecía estar por hacer, al rememorarlo volvemos a apropiárnoslo; añoranza de juventud, tiempo de formación y de lucha por ejercer la ciudadanía, reclamando derechos políticos y sociales, en el que otras ideas y alternativas que ayudaran a concebir un mundo mejor, más libre y más justo, eran bienvenidas.
Un libro dirigido a los niños y niñas, adolescentes y jóvenes estudiantes; dando voz de este modo a quien solía estar privado de ella en las escuelas, alumbrando la idea de que aquella realidad podía ser de otra manera y no necesariamente como venía reproduciéndose, de forma interesada y acrítica, generación tras generación, por los adultos; "tigres de papel" que fueron domados en su juventud, incapaces de hacer lo que les gustaría, a los que sólo les queda una mezcla de amargura, inconformismo y desencanto. Aquellos chicos y chicas a los que se animaba a participar y a reclamar su parte alícuota de poder y de responsabilidad en la escuela, bien podían estar representando también a los sectores sociales mayoritarios que, habiendo estado tanto tiempo silenciados, empezaban a tomar las instituciones, después de haber tomado pacíficamente las calles en aquella transición nuestra tan divulgada. Una hermosa metáfora de la sociedad española de la época, a la que se anima a luchar por los ideales democráticos de libertad, igualdad y justicia que el pueblo español reclamaba hacía tiempo.
Como tanta veces, un pequeño texto sin más pretensiones que ser un ensayo en el que se plasman mundos posibles, promesas pedagógicas que hoy nos resultan quizá más familiares, aunque aún promesas incumplidas al fin y al cabo en tantas escuelas, escrito desde la rebeldía y el idealismo que alienta los cambios, pero alejado de las consignas y las moralinas partidistas, si bien la retórica de la derecha se esforzaba en vincularlo al mito redentorista del comunismo, ese coco de la mitología franquista con el que se asustaba a la gente humilde, con el recuerdo muy vivo de la estigmatización de los derrotados en la guerra civil.
Esta conmemoración supone también la oportunidad de añorar ese tiempo de optimismo en el que todo parecía estar por hacer, al rememorarlo volvemos a apropiárnoslo; añoranza de juventud, tiempo de formación y de lucha por ejercer la ciudadanía, reclamando derechos políticos y sociales, en el que otras ideas y alternativas que ayudaran a concebir un mundo mejor, más libre y más justo, eran bienvenidas.
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El Libro rojo del cole fue una monografía originalmente publicada en Dinamarca y posteriormente traducida al español y publicada en España clandestinamente durante la Transición por la editorial Nuestra cultura, con edición literaria de Lluís Cabrera, dentro de la colección Mano y cerebro. Desde un enfoque marxista en el libro se criticaba el sistema educativo vigente ofreciendo soluciones para los alumnos que tenían que sufrirlo. De este modo se daban indicaciones de cómo quejarse de un profesor, cómo organizar una protesta. También se informaba a los adolescentes sobre los riesgos del consumo de drogas, dejando como una simple opción personal el tomarlas. Por último se abordaban sin tapujos temas como la sexualidad juvenil. En su tiempo fue un libro muy polémico. He aquí algunas citas:
- Si estáis hartos de contemplar la nuca y la espalda de vuestros compañeros, cambiad la disposición de las mesas. Si creéis que la clase tiene un aspecto triste y melancólico, arregladla a vuestro gusto para hacerla habitable.
- ¿Quién evalúa a los evaluadores?.
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